- By Jackie Newson
- BSc (Hons) in Nutritional Therapy
Jackie has been writing for a range of health publications since graduating as a nutritional therapist from Westminster University in 2008. In addition to producing health and nutrition workshops, Jackie is also an experienced assessor and enjoys the opportunity to help other students of nutrition to achieve their goals. In her role as an experienced nutritional therapist, Jackie offers individualised advice on a variety of health conditions. She believes wholeheartedly in the power of healthy nutritious food, supported with high quality supplementation to achieve optimal health. Jackie is a great believer in the power of positive thinking and attributes much of her enthusiasm and sense of well-being to the wonderful people in her life, a healthy diet and yoga which she practices regularly.
Cómo ayuda la vitamina C al sistema inmunitario.
Nuestro sistema inmunitario está diseñado para protegernos de las infecciones y enfermedades, y es increíblemente complejo. Dicha complejidad se debe a la cantidad y diversidad de tipos de células que reaccionan ante multitud de microorganismos diferentes. Estamos continuamente generando células inmunitarias que desempeñan una labor excepcional de protección de nuestro cuerpo la mayor parte del tiempo. Pero para funcionar correctamente, nuestro sistema inmunitario requiere equilibrio y armonía, por lo que hay que tener en cuenta que los nutrientes que ingerimos a través de nuestra dieta ejercen una gran influencia en él. Nuestras necesidades de ciertos nutrientes varían en función de una serie de factores, entre los que se incluyen los elementos externos tales como la estación del año en la que nos encontremos.
La vitamina C es uno de los nutrientes esenciales durante los meses de invierno, especialmente en relación al resfriado común. Y no se trata de una simple suposición sin fundamento teniendo en cuenta que varias células del sistema inmunitario pueden acumular vitamina C y requieren de esta vitamina esencial para sus funciones. Puede afirmarse que una carencia de vitamina C da lugar a una menor resistencia a ciertos patógenos, mientras que un mayor aporte mejora muchas de las funciones de nuestro sistema inmunitario. De hecho, la investigación confirma que la presencia de vitamina C en el plasma sanguíneo y los leucocitos disminuye durante estados de enfermedad y estrés. Asimismo, los estudios han demostrado que la vitamina C mejora la producción y el funcionamiento de los fagocitos, que son los glóbulos blancos encargados de ingerir y absorber patógenos o liberar enzimas para acabar con ellos. La vitamina C también es un antioxidante altamente efectivo que protege las células del cuerpo contra especies reactivas de oxígeno (ROS, por su sigla en inglés). Se cree que durante el desarrollo de una enfermedad se genera un exceso de ROS en el cuerpo.
Así pues, ¿deberíamos recargarnos de vitamina C para protegernos de los virus invernales? Los científicos han debatido durante muchos años sobre este asunto y en lo referente al resfriado común han llegado a conclusiones contradictorias. Según los resultados de un reciente metaanálisis de los datos disponibles llevado a cabo por la organización Cochrane Collaboration, no puede afirmarse que la vitamina C reduzca las probabilidades de coger un resfriado. Sin embargo, como contrapunto positivo, el estudio ha confirmado que la vitamina C influye en la duración y gravedad de los resfriados.
En vista de estos datos y sabiendo que la carencia de vitamina C reduce nuestra resistencia a agentes invasores extraños y ayuda al sistema inmunitario, parece prudente incluirla dentro de un programa de suplementos para el invierno. Esto resulta especialmente importante para personas de cierta edad, que lleven una dieta poco equilibrada o que no tengan acceso a fruta y verdura frescas.
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Jacqueline Newson BSc (Hons)
Terapia nutricional, Abundance and Health
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